Tras una vida entera dibujando por hobbie diferentes temáticas e indeciso por mi futuro, acabé realizando el Bachillerato Artístico en la Escuela de Arte de Guadalajara. Una vez acabado el Bachillerato y aprobada la selectividad, la situación económica me privó de continuar mis estudios de Bellas Artes y me matriculé en un Grado Superior de Diseño de Interiores, en el que seguí aprendiendo técnicas de dibujo diferentes y, compaginado con un trabajo, me sacaba un sobre sueldo con el graffiti, que en este momento ya se hacía de manera remunerada pintando locales, cierres, casas o murales artísticos; lo cual me brindó el aprendizaje para tratar con un cliente, preparar diseños adaptados y entender las ideas de cada persona para satisfacer esas necesidades. Tras varios años pintando con spray, otra vez la situación familiar y económica me llevó a hacer una inversión económica en mi primera máquina de tatuar y pedir asesoramiento a un compañero de estudios sobre el tatuaje. Compré mi primera máquina y material para realizar esta técnica tras una explicación de apenas 2 horas sobre cómo realizar un tatuaje… y con esto compré una piel de cerdo, imprimí unos diseños e hice mi primera y única práctica. Esto me sirvió para guardar la máquina y el material en una caja en el armario y pensar: “esto no es para mí…”

Pasó a penas 2 meses cuando un día sentí la necesidad de volver a intentarlo y un par de llamadas de teléfono a unos buenos amigos que apoyaban mi comienzo y confiaron en mí para que hiciera mis primeros tatuajes.

Temblando como un flan preparé mi primer tatuaje, mi segundo y tercero… hasta que un día, llegó mi primer cliente.

Como todo tatuador empecé a tatuar en casa, en una habitación lo mejor adaptada posible para tatuar, realizando con la máxima responsabilidad posible pequeños trabajos que me iban dando cada vez más confianza para ejecutar nuevas técnicas, probar mejores materiales, aumentar el equipo de trabajo y afrontar nuevos retos. Esta etapa duró unos 3 años, hasta que en 2017 incitado por un cambio laboral, dejo mi trabajo desde hacía 11 años y planteamos el inicio de Golden Line Tattoo, siendo el sexto estudio en Azuqueca de Henares, donde ya existían otros estudios reconocidos y con varios años de trabajo a sus espaldas. Apoyado por mi mujer y con una hija de año y medio y las responsabilidades que esto conlleva, abrimos el estudio en abril, con el respaldo de un trabajo fijo de mañana y una cartera de clientes, comenzamos esta nueva etapa.

Iniciamos un negocio familiar regentado por Lourdes y ejecutado por mí, que con mucha ilusión, esfuerzo, trabajo y dedicación empezamos el camino. Durante varios años llevamos realizando el servicio de tatuaje, intentado mejorar cada vez más el trabajo y ofrecer los mejores servicios a nuestros clientes.

A día de hoy seguimos esforzándonos en lo que hacemos y podemos ofrecer todos los servicios que requiere un estudio de tatuajes, como diferentes estilos de tatuaje, piercing y micropigmentación.

A día de hoy puedo decir que me dedico 100% a esta profesión y agradezco a todos y cada uno de los clientes que confian en nosotros, que nos recomiendan y que valoran el trabajo, esfuerzo y dedicación por el tatuaje, a todos los que llevan un trocito de nosotros en la piel y a la cantidad de personas increíbles que hemos conocido y amistades que hemos entablado.